25.5.10

14/05/10

Tantas veces me surgió esa pregunta del millón: ¿soy yo o son los demás (los equivocados)?
Es sabido que, muchas veces, los adolescentes se sienten excluidos; pero siempre existieron esos momentos en donde uno se siente totalmente distinto a los demás.
Si hay una situación que me ha pasado y es claro ejemplo de esto, es la imposición. "Hacer eso es totalmente estúpido" o "tenes que hacer eso". Todos tenemos obligaciones, pero el exceso de estas nunca es bueno. Muchas veces escuché esas frasecitas y mi cabeza se llenó de preguntas : ¿tengo que hacer caso a todo el sinfín de imposiciones que escucho tan seguido? ¿Todos los que me dicen "tenes que.." tienen razón?
Estas cosas inevitablemente lo hacen a uno pensar; pero a veces, nos hacen pensar demasiado.
Cada situación es particular y, en este caso, cada imposición es diferente. Pero lo que me aparece siempre es la pregunta sin respuesta (que es casi un clishé de estas situaciones): ¿quién tiene razón, el que me impone o mi propio pensamiento? ¿quién está equivocado esta vez, los demás (el pensamiento común y pasado de unos a otros) o mis pensamientos "totalmente diferentes"?
Todavía no logré encontrar una respuesta que sea la correcta para todos (y todas las situaciones), pero tengo una especie de razonamiento respecto del tema, la cual opté por transformar en mi respuesta -mental- a aquellas imposiciones que me molestan.
Creo que cada uno es su propio impositor (obviamente, sin tanta rigurosidad ni problemas), por lo que dejar que otro nos imponga sus propios pensamientos no es algo que todos quieran hacer.
Creo -también- fervientemente que (más allá de las correcciones morales) todos -consciente y/o inconscientemente- sabemos qué es bueno y qué es malo para nosotros, por lo que también sabemos cuáles imposiciones (de los demás, claro) nos convienen y cuáles no.
Por ahí nadie comparta mi pensamiento, o por ahí lo hagan millones. De lo que estoy segura es que, como persona, tengo el derecho y la libertad de decidir al menos las cosas que me incumben directamente, dejando de lado aquellas imposiciones (generalmente a los gritos o de mala manera) que no tienen como causa el mejorar a los demás para bien. Esas imposiciones egoístas que siempre están de más, que (desde ahora) dejo a un lado para crearme a mí misma. Para crear una mejor Rocío todos los días.

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