ÉL:-¡Apareciste!
ELLA: -Tenía que hacerlo.
ÉL:-¿Por qué?
ELLA:-Por vos.
ÉL:-No me veía tan adictivo. En todo caso sí adicto, pero no adictivo.
ELLA:-No apunto a eso.
ÉL:-¿Y a qué querés apuntar, corazón?
ELLA:-A pedir perdón.
ÉL:-¿Perdón?
ELLA:-Eso mismo.
ÉL:-Me parece que te equivocaste de persona, jaja.
ELLA:-Para nada. Ultimamente estoy demasiado "impulsiva" para mi gusto. Hago y digo estupideces sin siquiera pensarlas. A veces, no pienso que te puedo crear un problema por esas boludeces.
ÉL:-¿Ése era el perdón?
ELLA:-Ése era el perdón.
ÉL:-Sigo pensando que no va ni hace falta. No me creas ningún quilombo, ni hacés estupideces.
ELLA:-La sinceridad no trata de hacer sentir bien al otro. Trata de abrirle los ojos.
ÉL:-¿Segura?
ELLA:-Daría la vida.
ÉL:-Digo... ¿Segura de que querés la sinceridad de verdad?
ELLA:-¿Vos me estás cargando?
ÉL:-Te estoy preguntando. Es diferente.
ELLA:-30 millones de veces te especifiqué que sinceridad es lo que más me importa en las personas.
ÉL:-Ya se. Eso intento hacer.
ELLA:-...
ÉL:-No me creas ningún problema porque no me importa qué estupideces digas o hagas.
ELLA:-OK.
ÉL:-¿Te doy lo que querés y tu única respuesta es "OK"?
ELLA:-¿Y qué querés que te responda? Un poco tarde te dignaste a "darme lo que quería". Y justamente no quería que te sintieras obligado a hablar trivialidades conmigo.
ÉL:-Nadie me obligó ni jamás sentí la obligación, corazón.
ELLA:-"Corazón". Ja, ja, ja. Y entonces, ¿por qué seguiste con el juego como si de verdad te interesase?
ÉL:-Servía para pasar el tiempo.
ELLA:-Tu especialidad.
ÉL:-No intento perfeccionarla.
ELLA:-No, pero lográs que 5 minutos se vuelvan una tortura china de 5 horas.
ÉL:-No me vas a decir que no esperabas algo así de alguien como yo.
ELLA:-Sí que lo esperaba. Pero como no contaba con una sinceridad que me abriera los ojos y me mostrara la realidad, se ve que fue más fácil negarla.
ÉL:-Nunca hice nada para que sacaras conclusiones que no eran las correctas.
ELLA:-No, obvio que no. Solamente me hiciste pensar que te gustaba verme, que te gustaba sinceramente.
ÉL:-Yo nunca propuse que lo hiciéramos...
ELLA:-Y la estúpida sí. Pero nuevamente, nadie te obligó.
ÉL:-No. Pero también servía para pasar el tiempo. Y además, ¿justo en ese momento te iba decir que no?
ELLA:-¿"Justo en ese momento"? Cuando de verdad querés ser sincero, empezas a serlo desde el principio.
ÉL:-Pero en el principio no pensé que podíamos llegar a esto.
ELLA:-Entonces al principio, tus palabras eran totalmente irónicas.
ÉL:-Digamos que sí. La mayoría.
ELLA:-Se ve que ni siquiera me escuchaste cuando te dije como algo gracioso que me tomo en serio hasta los chistes.
ÉL:-No se, pero la cosa es que te tendría que haber aclarado las cosas desde el primer momento.
ELLA:-Ah, ¿además tenías miedo de decirme las cosas a la cara?
ÉL:-Un poco sí. Y el otro poco, porque realmente no me importaba.
ELLA:-Muy bien. Gracias por las últimas y únicas palabras sinceras que me quedan de vos. La verdad, un lujo haber desperdiciado tantas palabras en vos.
ÉL:-Pero miralo en el sentido positivo; vos sos mucha mina para alguien como yo, y no al revés.
ELLA:-No, para un poquito. No me vengas con esa excusa barata porque ya la conozco y es lo más hipócrita que un hombre le puede decir a una mujer. Si te hubiera importado mínimamente hubieras al menos tratado de que no fuera así.
ÉL:-Creo que era demasiado obvio que alguien como yo no quiere ni va a cambiar.
ELLA:-No sigas con "alguien como yo", porque nunca pude entender como eras vos. Y si hubiera sido tan obvio que no ibas a cambiar, no me hubiera quedado hecha una estúpida a sufrir lo que sufrí. Al menos gracias a tus últimas "palabras" pude abrir los ojos, tardé una eternidad pero me desperté antes de que terminara por soñar una pesadilla.
ELLA: -Tenía que hacerlo.
ÉL:-¿Por qué?
ELLA:-Por vos.
ÉL:-No me veía tan adictivo. En todo caso sí adicto, pero no adictivo.
ELLA:-No apunto a eso.
ÉL:-¿Y a qué querés apuntar, corazón?
ELLA:-A pedir perdón.
ÉL:-¿Perdón?
ELLA:-Eso mismo.
ÉL:-Me parece que te equivocaste de persona, jaja.
ELLA:-Para nada. Ultimamente estoy demasiado "impulsiva" para mi gusto. Hago y digo estupideces sin siquiera pensarlas. A veces, no pienso que te puedo crear un problema por esas boludeces.
ÉL:-¿Ése era el perdón?
ELLA:-Ése era el perdón.
ÉL:-Sigo pensando que no va ni hace falta. No me creas ningún quilombo, ni hacés estupideces.
ELLA:-La sinceridad no trata de hacer sentir bien al otro. Trata de abrirle los ojos.
ÉL:-¿Segura?
ELLA:-Daría la vida.
ÉL:-Digo... ¿Segura de que querés la sinceridad de verdad?
ELLA:-¿Vos me estás cargando?
ÉL:-Te estoy preguntando. Es diferente.
ELLA:-30 millones de veces te especifiqué que sinceridad es lo que más me importa en las personas.
ÉL:-Ya se. Eso intento hacer.
ELLA:-...
ÉL:-No me creas ningún problema porque no me importa qué estupideces digas o hagas.
ELLA:-OK.
ÉL:-¿Te doy lo que querés y tu única respuesta es "OK"?
ELLA:-¿Y qué querés que te responda? Un poco tarde te dignaste a "darme lo que quería". Y justamente no quería que te sintieras obligado a hablar trivialidades conmigo.
ÉL:-Nadie me obligó ni jamás sentí la obligación, corazón.
ELLA:-"Corazón". Ja, ja, ja. Y entonces, ¿por qué seguiste con el juego como si de verdad te interesase?
ÉL:-Servía para pasar el tiempo.
ELLA:-Tu especialidad.
ÉL:-No intento perfeccionarla.
ELLA:-No, pero lográs que 5 minutos se vuelvan una tortura china de 5 horas.
ÉL:-No me vas a decir que no esperabas algo así de alguien como yo.
ELLA:-Sí que lo esperaba. Pero como no contaba con una sinceridad que me abriera los ojos y me mostrara la realidad, se ve que fue más fácil negarla.
ÉL:-Nunca hice nada para que sacaras conclusiones que no eran las correctas.
ELLA:-No, obvio que no. Solamente me hiciste pensar que te gustaba verme, que te gustaba sinceramente.
ÉL:-Yo nunca propuse que lo hiciéramos...
ELLA:-Y la estúpida sí. Pero nuevamente, nadie te obligó.
ÉL:-No. Pero también servía para pasar el tiempo. Y además, ¿justo en ese momento te iba decir que no?
ELLA:-¿"Justo en ese momento"? Cuando de verdad querés ser sincero, empezas a serlo desde el principio.
ÉL:-Pero en el principio no pensé que podíamos llegar a esto.
ELLA:-Entonces al principio, tus palabras eran totalmente irónicas.
ÉL:-Digamos que sí. La mayoría.
ELLA:-Se ve que ni siquiera me escuchaste cuando te dije como algo gracioso que me tomo en serio hasta los chistes.
ÉL:-No se, pero la cosa es que te tendría que haber aclarado las cosas desde el primer momento.
ELLA:-Ah, ¿además tenías miedo de decirme las cosas a la cara?
ÉL:-Un poco sí. Y el otro poco, porque realmente no me importaba.
ELLA:-Muy bien. Gracias por las últimas y únicas palabras sinceras que me quedan de vos. La verdad, un lujo haber desperdiciado tantas palabras en vos.
ÉL:-Pero miralo en el sentido positivo; vos sos mucha mina para alguien como yo, y no al revés.
ELLA:-No, para un poquito. No me vengas con esa excusa barata porque ya la conozco y es lo más hipócrita que un hombre le puede decir a una mujer. Si te hubiera importado mínimamente hubieras al menos tratado de que no fuera así.
ÉL:-Creo que era demasiado obvio que alguien como yo no quiere ni va a cambiar.
ELLA:-No sigas con "alguien como yo", porque nunca pude entender como eras vos. Y si hubiera sido tan obvio que no ibas a cambiar, no me hubiera quedado hecha una estúpida a sufrir lo que sufrí. Al menos gracias a tus últimas "palabras" pude abrir los ojos, tardé una eternidad pero me desperté antes de que terminara por soñar una pesadilla.
"GRACIAS".
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