9.3.11




SI YO NO TE JODO,
NO ME JODÁS.


(ES SIMPLE).


5.3.11

¿Por qué no hago lo que se que tengo que hacer?
¿Por qué hago lo que se que no tengo que hacer?

¿Por qué cuando uno finalmente puede distinguir sus límites, estos parecen volverse imposibles?
Conocí personas con las que se me hacía difícil controlar mis impulsos de hacer estupideces, perseguirme constantemente y quedar como una total pesada. Pero esta vez es diferente. Esta vez me superó.
¿Qué características distintiva tendrán estas personas, en todo caso "excepcionales", que terminan por lograr en nosotros que no podamos controlar nuestros propios actos? Ojalá se descubriera, y se dejara de tener que sufrir este misterio que generalmente envuelve a estas personas y a las relaciones que los incluyen.
Unos simples mails. Puras palabras, la mayoría completamente irónicas. Oraciones no complejas y que la mayoría del tiempo abarcaban temas triviales.
Sólo eso. Y con eso solo basta. A una persona como él, basta simplemente agregarle ese puñado de estupideces, y ya se vuelve un desastre demasiado tentador como para rehusarse a caer en él.
Y el misterio ese que nombré poco atrás, es clave en esta "experiencia". Misterio, claro, que en mí provoca la creación masiva de dudas, conciente e inconscientemente.
Porque (al menos en mi caso en especial) la ironía en las palabras, cuando se usa en demasía, te hace perder la noción de cuando una persona habla en serio, y cuando no. Confusión y caos. En mentes como ésta, genera eso como único resultado.
Podemos confundir gravemente tantas cosas, y tantas cosas pueden ser confundidas sobre nosotros que a veces, a veces simplemente no basta con la sinceridad de la palabra.
A veces, muchas veces, se necesita de la sinceridad del acto, de la propuesta. Cosas como esas que te ayuden a entender si estás perdiendo en tiempo o si solamente sacaste "CONCLUSIONES ERRÓNEAS".
Muchas veces (en otras "experiencias"), faltó sinceridad de actos de MI parte.
Pero esta vez no.
Esta vez, la confundida soy YO.