5.12.09

Contra el orgullo:

El hombre obstinado termina mal,
y el que ama el peligro perecerá en él.
El corazón obstinado soportará muchos males,
y el pecador acumula un pecado sobre otro.
No hay remedio para el mal del orgulloso,
porque una planta maligna ha echado raíces en él.
El corazón inteligente medita los proverbios
y el sabio desea tener un oído atento.

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