Desde la infancia (y no jodo ni soy la única) tuve que soportar la inminente preguntita -y era la única que todo el mundo nos/se hacía-: ¿Te gusta alguien? Y a esa inminente preguntita tenía (yo) una inconfundible (pero en ocasiones diferente) respuesta, una respuesta que siempre empezaba con "si, pero.."
Pero es muy grande, pero no le gusto, pero vive lejos, pero no lo conozco. Y habrá más, pero yo siempre usé esas.
·¿Por qué si nos va mal con esa persona en cuestión, todo lo demás deja de interesarnos? Y además, vemos todo mal y descuidamos a las verdaderas cosas importantes.
·¿Por qué teniendo familia y amigos que nos amen y nos acepten, inclusive teniendo a un Dios; por qué a pesar de todas esas cosas, sentimos un vacío que solo se llena con un nombre y apellido?
Seguiría con los porques, pero la verdad, sería demasiado dramático y no quiero un texto victimizado.
En mi caso particular, nunca tuve mucha suerte (y creo que ahora menos que nunca), pero en estos dos meses tuve un cambio drástico de pensamiento. Dos meses que justamente coincidieron con esas experiencias que más confundidos nos dejan: De una vez por todas encontrás a alguien que es todo (y TODO lo bueno en serio). Pero lo que al principio era toda la suerte junta que no habías tenido en tu vida, se transforma en cambios de planes, decepciones y monotonía que empiezan a derrumbarte esas pequeñas ilusiones que ahora te preguntas si tenías que crear.
Aprendí que la vida se va pasando cada vez más rápido, y que no hay nada peor que sentir ese remordimiento de "pude hacer algo más" o "pude aprovechar más o mejor el momento". Incorporé el pensamiento de no llorar ni ponerse mal por nadie, fundamentada en la razón de que si alguien nos hace mal, no merece que suframos por el/ella.
Algunos se aferran a Dios, otros a su familia o amigos; pero lo más importante es que en esos momentos en que nos aferramos a las personas que de verdad valen algo, podemos llegar a aprovechar verdaderamente todos esos momentos y alcanzar, finalmente (o aunque sea por un momento), la vida en la felicidad total.
16.11.09 (Monday) 10:58 a.m.
Gracias.
ResponderEliminarMe hizo acordar a nuestra charla, y ya me siento mucho mejor.
Yo también debería incorporar ese tipos de pensamientos, no puedo andar llorando por los ricones.
Muy apropiado el título.
Love you Dew ♥
Te felicito Ro, si fuera Napoli te pongo un 10!
ResponderEliminarRe que se copiaba de lo qe dijiste una vez jaja.
El año qe viene te va a poner 10 reales si vas a economía ;)
Me levanto y te aplaudo, querida Dew, en verdad lo hago.
ResponderEliminar¿Sabes? Yo tampoco he tenido mucha suerte, a diferencia de lo que muchas personas puedan pensar. Pero si hay algo que he aprendido, es que ellos se lo pierden. Porque se pierden personas maravillosas como tú y como por cosas que probablemente no tienen mucho sentido.
Me encanta que pienses así, que seas conciente de que el mundo no se acaba porque un tipo no te miró o te miró pero se dio cuenta de que no eras su tipo, o que se tiene que amar a él antes de amarte a ti, o que es mejor que sean amigos, o que no eres tú, es él. Simplemente no vale la pena, porque ellos NO valen la pena. No si te dan esas excusas, no si te decepcionan y desilusionan.
Así que, adelante. Yo también pasé por algo parecido este año(de hecho lo puedes leer claramente en el post El Fin, en agosto), y aunque me dolió bastante me di cuenta de que mis amigos tenían razón: es mejor así, porque tú vales más que eso.
Y es verdad.
Te dejo un beso enorme y un abrazo. Ríete tu del amor, que si lo miras desde otra butaca ya no es una tragedia, si no una comedia.
;)
¡Pero si te he escrito la Biblia!
ResponderEliminarJajaja, bueno... la próxima vez intentaré ser más breve!