9.4.10

Cuando alguien, alguna vez, te trajo (muchas) dudas , entonces es muy difícil que te las puedas sacar de en sima. Es algo que me siento incapaz de manejar, algo que yo no calculo, que se crea solo.
Esta situación no tiene ninguna ventaja (todas desventajas) para mí ni para la otra persona en cuestión, aunque dudo mucho que esta/este se interese o siquiera se de cuenta.
Es horrible, porque por ahí la otra persona tiene las mejores intenciones y nosotros las confundimos con las de otras personas que realmente ni se preocuparon por nosotros.
Pero, ¿cómo hacemos para no sentir dudas?, ¿existe alguna forma de manejarlo?, ¿cómo puede una saber si la otra persona merece o no las dudas que creamos en nuestra cabeza?.
Ojalá tuviera, aunque sea, solo una respuestas de todas esas preguntas. Pero (como se habrán dado cuenta), no la tengo.
Tengo miedo, porque las dudas son capaces de arruinarme la ¿mejor oportunidad de mi vida?. Qué se yo. Ojalá sea así, ojalá salga todo bien, ojalá las dudas se vayan de una vez por todas, ojalá algún día pueda dejar de decir OJALÁ.
Y ahora, como siempre: "solo queda/resta esperar". Verdaderamente, la historia de mi vida. Si esperar fuera una profesión, tendría el futuro de mi vida arreglado. Pero bueno, a esperar (a aguantar). ¿Qué más? Nada más.


02.09.09 08:36 a.m.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sólo palabras sinceras.